El Puente Pontanilla, con su único arco de medio punto de 3 metros de luz, está construido con sillares de arenisca unidos en seco, presentando un almohadillado en su cara visible. Esta estructura no solo es una muestra de la destreza arquitectónica romana, sino también un fragmento vivo de la historia que une el pasado con el presente.

Sobre el Puente Pontanilla discurría la vía que unía Ategua (cortijo de Teba la Vieja) con Spalis (Monturque). Este camino histórico fue testigo del paso de los ejércitos de César y Pompeyo en los días previos a la batalla de Munda, que tuvo lugar el 17 de marzo del año 45 a.C. Este puente no solo facilitó el tránsito de soldados y mercancías, sino que también desempeñó un papel crucial en uno de los momentos más decisivos de la historia romana.